En Rinoplastía, La Palabra del Especialista

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El reconocido rinólogo y cirujano plástico nasal de Clínica Alemana La Dehesa y director del Centro Rinológico Medinose lleva dos décadas dedicado exclusivamente a la cirugía de nariz. Aquí nos habla de los factores que inciden en el resultado óptimo de una de las intervenciones más requeridas en la actualidad.

El paciente que llega acá viene generalmente enviado por otros pacientes que han sido operados y que obviamente han obtenido buenos resultados. Lo gráfico con esta máxima: cuando hay un paciente bien intervenido es muy probable que lleguen cinco pacientes nuevos, pero si un paciente es mal operado, son cien pacientes menos que tendrás”, explica el Dr. Renato Rebolledo al contar cómo llega a su consulta una persona que está pensando en someterse a una rinoplastia.

Y completa la idea con una reflexión contundente: “Lo malo se difunde y lo bueno no se dice mucho… Por lo tanto, valga decir que la rinoplastia es una cirugía compleja; de hecho, todo cirujano plástico dice que esta es la más difícil de las cirugías”.

–¿Qué preocupación manifiesta inicialmente el paciente?

–El paciente viene a corregirse un detalle de la nariz. No desea que se le haga más que eso y que ojalá no se note que fue operado, que todo se vea muy natural. Yo soy hincha de esta línea desde que me inicié en la especialidad. Y aplico una especie de slogan para definir el concepto, más vale decir: “¡Qué nariz tienes!” que “¡Qué linda nariz te dejaron!”. Ojalá simplemente que nada se diga, pasar inadvertido. La persona quiere eso. Excepto, en los casos de grandes deformidades nasales, en que el que no se note implicaría dejar gran parte de estas deformidades.

–La gran pregunta es, ¿a quién elijo para hacerme una rinoplastia?

–La elección no va por la sub-especialidad del médico, ya sea cirujano plástico especialista, rinólogo, otorrino general, cirujano plástico máxilo-facial u otorrino especializado en rinología. Todos ellos pueden operar narices y hay muchos que lo hacen muy bien. Pero el factor más influyente es la experiencia. Haciendo una analogía, soy un convencido de que se es un buen tenista si solo se juega tenis. Los grandes deportistas que hacen todo tipo de deportes pueden ser buenos, pero no destacados en ninguna de estas áreas. Siempre le he dicho a mis alumnos, en la cátedra de rinoplastia que he dictado, que para ser un buen cirujano de nariz hay que cumplir con tres factores fundamentales, uno: operar, dos: operar y tres: operar. Teniendo claro todo el aprendizaje de rigor previo. A esto se suma la habilidad quirúrgica y la capacidad de entender un equilibrio estético, que son dones innatos. El cirujano debe entender que no está operando una nariz, está interviniendo a un paciente que tiene una nariz que requiere cirugía. Esto es muy importante, porque trabajas en lo que requiere esa persona y no en una nariz “bonita” que puede venirle o no a una fisonomía determinada.

–Su ritmo de trabajo es intenso entonces…

–Yo opero todos los días en las mañanas, y solo narices. Desde que me formé como otorrino pensé en ser rinólogo, y específica- mente cirujano plástico nasal, especialidad en que ya llevo dos décadas. Y sí, he hecho muchísimas cirugías plásticas nasales.

Con su acostumbrado buen humor, agrega: “Cuando llegué a la número mil, decidí perder un poco la cuenta estadística”.

–¿Y qué ventajas ofrece atenderse en una clínica especializada en rinoplastia?

–Para obtener una excelencia en la atención, no solo se tiene que contar con un médico con una formación superior y mucha práctica, también se requiere que el espacio físico donde atiende esté acondicionado para un trabajo de este tipo, incluyendo el mejor instrumental quirúrgico. Por eso he luchado por tener un centro rinológico exclusivo, lo que se hizo realidad en el Centro Rinológico Medinose e igualmente compruebo en la nueva Clínica Alemana de La Dehesa, donde se ha logrado la adquisición de instrumental de punta en esta especialidad.

“Personalmente, invierto mucho en esta área, incluso cuando aparece un nuevo instrumento o elemento quirúrgico de nariz, me llega, lo pruebo y, si me satisface, lo difundo”.

–Hoy en día, ¿la rinoplastia es una cirugía mucho menos “agresiva”?

–Una rinoplastia hoy es mucho menos invasiva, menos dolorosa y menos agresiva. Estábamos acostumbrados a que un paciente operado de nariz en sus primeros controles lucía como una especie de “monstruo”, con la cara inflamada, con grandes hematomas y un yeso que casi le cubría la cara. Ahora hay muy poco hematoma e hinchazón. El elemento que protege la nariz en el post operatorio es un plástico muy pequeño que al tercer día se retira y puede vol- verse a ponerse máximo una semana. No hay tapones. El sangrado

post operatorio es casi cero. Siempre existe el riesgo, pero es muy mínimo. Y el paciente puede volver rápidamente a sus actividades habituales, con todos los cuidados correspondientes.

–¿Los controles los hace el cirujano?

–Para mí, es muy importante el control del paciente. No derivar a que lo controle otro tipo de especialista; uno debe estar siempre al lado. Y no libero al paciente hasta dos meses o más luego de haberlo operado, con controles muy frecuentes. Considero que el drenaje linfático es fundamental, un procedimiento que expandí hace muchísimos años, con ciertas críticas. Pero hoy, la mayoría de los cirujanos reconoce que es importante, desde el tercer día de operado. Cada sesión de este tipo es una instancia de comu- nicación, de aclarar dudas también. Esto no es una máquina de operar. Aquí se adquiere una relación médico-paciente bastante cercana, en que no hay temores de expresar los pro y contras de un resultado, los que van siendo resueltos en estos controles y, si así no fuera, se resuelven con pequeños procedimientos quirúrgicos (retoques) que corrigen estos detalles.

–Finalmente, ¿cuál es el resultado óptimo en una cirugía plástica nasal?

–La conformidad del paciente… yo soy muy exigente con el resultado; por lo tanto, siempre sentí que podía haber hecho retoques a muchos pacientes. Sin embargo, con los años y la experiencia he cambiado este concepto. ¿Por qué razón? Porque descubrí que un paciente feliz significa el éxito quirúrgico.